Todo, absolutamente todo, en nuestro universo responde a unas pautas y a unos ciclos: la traslación, las fases lunares, la floración de las plantas, las horas de luz o el celo de los animales. Si nos paramos un segundo a observar todo lo que nos rodea, nos daremos cuenta de que casi todo responde a una ciclicidad. También la mujer.
Todos los expertos están de acuerdo en la incidencia de las fases lunares en las fases cíclicas de la mujer. Ciclos que se ven afectados por otros factores como la menstruación y que son ignorados en pos de lo que se espera de la mujer: un comportamiento lineal. ¿Cómo puede esperarse esta constancia cuando los ciclos afectan a todo cuanto hacemos porque están estrechamente relacionados con nuestras emociones?
Saber lo que nos pasa y cómo afrontarlo es esencial para la mujer de hoy. Para nuestro bienestar. Es urgente conocer nuestra conexión con la Tierra, conocernos, entendernos y rendirnos a esos aspectos que no podemos controlar. La mujer cíclica es una realidad, pero también una llave que nos conduce hacia el bienestar.